25 ANIVERSARIO DE LA PARROQUIA:
Veinticinco años ‘diciendo sí con María’
El sábado, 1 de junio, la parroquia Inmaculada Concepción de Nuestra Señora se engalanó para celebrar sus bodas de plata en una multitudinaria eucaristía.
La misa, que comenzó a las 12:00 horas estuvo celebrada por Monseñor Ginés García Beltrán, obispo de la Diócesis de Getafe y concelebrada por trece sacerdotes: D. Francisco Moreno, arcipreste de Alcorcón; D. Enrique Roldán y D. Juan Gabriel Muñoz, párroco y vicario de la catedral de Getafe, respectivamente; D. Gonzalo Otero, sacerdote en el Colegio Fuenllana de Alcorcón; Carlos Tovar, párroco de Nuestra Señora de Butarque, en Leganés; D. Francisco Sánchez, sacerdote castrense; D. Guillermo Fernández, vicecanciller de la Diócesis de Getafe; D. Alejandro Rivas, vicario parroquial en Santo Domingo de la Calzada y D. Alejandro Palma, vicario parroquial de San Saturnino, ambas parroquias en Alcorcón; además de nuestros sacerdotes, D. Francisco Cañadas y D. Ramón Alfredo Mirada. Todos ellos han querido compartir con sus feligreses este gran día de aniversario.
Como no podía ser de otra manera también estuvieron presentes dos de los anteriores
párrocos que han pasado por La Inmaculada en estos 25 años y que tanto bien han hecho durante su ministerio: D. Carlos Dorado, D. Antonio Soler y D. José Ramón Velasco, que aunque no pudo estar físicamente se unió a la celebración de forma espiritual.
«La parroquia sois vosotros» En la homilía, el obispo D. Ginés dio las gracias a la Virgen, porque La Inmaculada es una parroquia de «acción de gracias, viva en la fe, que se enriquece por los carismas». Un lugar en el que le gustaría ver un ejemplo de Eucaristía como centro de la comunidad, «que sea luz y fortaleza, para ser signo de salvación delante del mundo». Nos recordó también que la comunidad de fieles es la que hace presente la fraternidad en el mundo y pidió para la parroquia «tener una actitud de escucha», hacia los demás y hacia Dios, para conocer lo que el Señor tiene que decir a cada uno. En este día invitó además a que vivamos «un proceso de conversión personal y comunitaria, la que el Señor quiere y espera de nosotros». Por eso D. Ginés insistió en «que seamos una comunidad que escuche a Dios y al pueblo», pero para ello
es necesario mirar a la Virgen, porque como dijo, «en su amor está el amor a Cristo y en él se fecunda toda vida cristiana».
Dios proveerá Dicen que tal vez Dios nos hizo niños, para empezar cerca del suelo. Y es que la parroquia ha ido creciendo poco a poco. Empezó en 1994, en la capilla del colegio La Inmaculada, gracias a las misioneras de San José Obrero, que la pusieron a disposición de D. Antonio Soler, primer párroco de la incipiente y pequeña comunidad de La Inmaculada, que apenas contaba con 35 personas. Aún sin templo hasta seis años después, fueron muchos los movimientos y grupos que se pusieron en marcha: el de Pastoral de la Salud, que llevaban la comunión a los enfermos; Cáritas, ayudando a las familias desestructuradas que estaban en la calle; el grupo de jóvenes, que evangelizaban a chavales del barrio que no conocían al Señor; el grupo de liturgia, el de catequesis, el coro, el senado de mayores o la misión a Perú de los jóvenes.
Tantas cosas que hoy todos nosotros debemos a aquellas personas, que con tanto empeño y dedicación, consiguieron dar forma a nuestra comunidad. Ellos fueron los pilares de la parroquia, la primera piedra del templo de La Inmaculada Concepción de Nuestra Señora, que finalmente se erigió el 1 de junio del 2000. Algo que siempre recordarán los precursores, los que estuvieron desde su comienzo, allí en la capilla del colegio, como el matrimonio formado por Justa y Román. Con gran emoción y conmoviendo a todos los presentes en la misa, recordaban cómo se reunían con D. Antonio en el comedor del colegio porque no había despacho parroquial, o cómo juntaban dinero para construir nuestra iglesia, que no fue fácil…
Pero tal y como contaba Justa, «Dios siempre provee» porque cuando necesitaban hacer frente a un gasto, llegaba un sobre con una donación. Y es que lo bueno sucede y la providencia ayuda a quienes ayudan a otros. ¡Cómo no iba a querer Dios que tuviéramos esta preciosa Casa que ha visto crecer en la fe a muchos de nosotros y que ha dado abundantes frutos, tantas vocaciones al sacerdocio, a la vida consagrada y contemplativa!
La Inmaculada es una parroquia llena de Gracias. Así lo recodaba en este sábado tan especial D. Gabriel Muñoz, que actualmente ejerce su ministerio sacerdotal en la catedral de Getafe. A La Inmaculada le debe su vocación, llegó hasta aquí por casualidad, «al lugar del primer Amor», como él la define. Todo eran gestos de acogida, como el de aquella persona que le puso la mano sobre el hombro invitándole a quedarse en la parroquia, que le llevó hasta el grupo de jóvenes y que es el reflejo de «ese testimonio de fe de los demás, de una comunidad viva, de una parroquia siempre abierta, donde puedes encontrar a Dios en todo momento».
Para recordar Por supuesto la parroquia quiso tener un detalle con el obispo, con los anteriores párrocos y con las misioneras de San José Obrero. Como recuerdo de este día se regaló una preciosa imagen de la Virgen Inmaculada a D. Ginés y a las misioneras del colegio; así como la figura del Buen Pastor para D. Carlos Dorado y D. Antonio Soler. Y para todos estaba preparado un espléndido ágape que disfrutamos como una gran familia que somos, para culminar con una gran tarta este 25 aniversario.
«Gracias» En estos 25 años han sido muchos los que han ocupado un lugar en la parroquia, que es irremplazable porque ya no se encuentran entre nosotros: Begoña, Aurora, Claudio y tantos otros que hoy han estado muy presentes en nuestros corazones. Quiero agradecer en nombre de todos los que formamos la gran familia de La Inmaculada, a los precursores, a los carismas, a los grupos, a todos aquellos que con su trabajo y dedicación desinteresada, prestan su tiempo a la parroquia en diferentes ámbitos, para que sigamos creciendo y viviendo la fe. Y en especial dar las gracias a los sacerdotes que Dios ha puesto en nuestro camino: Antonio, Alberto, José Ramón, Carlos, Francisco y Pachús. Cada uno es un regalo de Dios, pastores llenos del Espíritu Santo y elegidos por Él para guiarnos en este camino, enseñándonos a mirar a María, que tanto nos protege y nos bendice siempre.
Y como colofón a la celebración del 25 aniversario, D. Ginés bendijo la escultura de la Virgen que desde el 1 de junio de 2019, culmina la fachada del templo. Así, esta imagen de nuestra Madre, recogiendo las palabras de nuestro párroco D. Francisco, «nos recibe con los brazos abiertos y dentro de la iglesia nuestra Inmaculada nos abraza». Y ahí permanecerá para siempre, para que todo aquel que la mire también dé su «sí a María».
Clara Fernandez.
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