PEREGRINACIÓN PARROQUIAL AL ROCIO 2015:
Voy a intentar transmitir, en pocas palabras, la experiencia que hemos vivido y, si me permitís la mía propia, durante estos tres días de peregrinación, al encuentro de la Virgen del Rocío, de la mano de San Juan de Ávila
Con gran ilusión y esperanza, el día 1 de Mayo, 55 personas adultas, donde incluimos a nuestro querido conductor Antonio, y 8 niños, nos disponemos a vivir tres días de peregrinación al encuentro de la Madre de Dios. Cada persona, trae en su corazón, sus dificultades, sus miedos, sus problemas… sus “espinas”, con la esperanza de ofrecérselas a la Virgen, nuestra Madre, y que ella nos ayude en nuestro camino de santidad hacia el Señor.
Así, y teniendo siempre presente a nuestro querido párroco, Carlos en nuestras oraciones, comenzamos recordando a San José, patrón de los trabajadores. Humilde, trabajador, obediente y que sabe conocer la voz del Pastor, Pachús nos invita a trabajar en nuestras vidas estos valores tan importantes para llegar al Señor.
Tengo que decir, que desde el primer momento, la convivencia ha sido para mí ha sido ejemplar y maravillosa. He visto un grupo formado por personas de distintas edades, niños (que se han portado fenomenal) jóvenes y mayores unidos, compartiendo experiencias, preocupaciones, sonrisas, ternura y cariño. No quiero dejar pasar las bromas de nuestro sacerdote, que nos han hecho el viaje superdivertido. Estoy segura que esta convivencia tan buena ha sido gracias a que Jesús ha caminado a nuestro lado, por el pasillo del autobús, por las preciosas calles de Sevilla y Córdoba y los lugares santos que hemos visitado.
…Y hablando de Sevilla, siempre juntos, disfrutamos de algunas de sus coloridas calles, algunos monumentos, y su Catedral donde, en una de sus capillas, Pachús celebró la deseada Eucaristía, por fin. En ella, como siempre, nos anima a luchar por nuestra santidad, nunca solos, siempre de la mano de María, que como dice San Juan de Ávila, es “universal limosnera de todas la misericordias que Dios hace a los hombres”. Presentémosle sin miedo a la Virgen nuestros males y pecados “para que con Ella y por Ella merezcamos vernos en la gloria” (S. Juan de Ávila).
…y para llegar al Señor, Pachús nos recuerda la importancia de la confesión. Su disponibilidad para confesar, como siempre, es total. Tengo que decir que una de las cosas más bonitas que he visto estos días es a vosotros confesándoos con Pachús por las calles de Sevilla, en un patio con flores, en un rinconcito de una plaza, en un sillón del autobús, o en un área de servicio. Es realmente emocionante… me venía al pensamiento los momentos en que Jesús perdonaba por las calles a la gente.
Y la recompensa, la indulgencia plenaria… como dirían por Sevilla “casi na”.
Petri, muy feliz, se encontró, esa tarde, con la fundadora de su colegio, Santa Ángela de la Cruz, en la Casa Madre de la congregación, donde una hermana nos dio testimonio de la vida de Santa Ángela siempre atenta a los más pobres.
El domingo, llega el momento grande y hermoso de consagrar nuestra Parroquia Mª Inmaculada a la Virgen del Rocío. Allí estábamos, en la capilla del Rocío, ante la Madre de Dios, tan guapa, y hermosa, mirándola admirados y celebrando Pachús la Eucaristía justo debajo de ella. Allí, en el Santuario Pachús pide a la Virgen por la santidad de Carlos y su trabajo de pastor y le ofrece la Consagración de la Parroquia.
Recuerdo las caras de felicidad que ví en la capilla y en sus alrededores y me emociono al recordar a Cecilia tan feliz con su medalla del Rocío colgada.
Así que, llenos de alegría nos fuimos a Córdoba para conocer mejor a ese Maestro de Santos, al que Pachús se quiere parecer tanto, San Juan de Ávila, patrón de los sacerdotes y Doctor de la Iglesia.
Después de ver la Mezquita, nos fuimos a Montilla donde Teresa (nuestra guía) y Paco, nos enseñan la casa donde vivió el Santo y el Convento de Santa Clara, donde San Juan de Ávila fue el consejero espiritual de algunas de las hermanas del convento. Quiero destacar la entrañable catequesis que Teresa nos dio a todos apoyándose en la vida de este Santo. Yo me quedo con esta frase, “ Entrad en las espinas, aunque penséis que os habéis de espinar , que ahí hallareis al Señor”.
He querido dejar para el final la última Eucaristía de esta peregrinación, que se celebró en la Iglesia donde se veneran los restos del San Juan de Ávila…
–“Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador…” (Jn 15,1-8). Ante esta lectura del Evangelio, Pachús deja su homilía preparada a un lado, y como dijo Krystina, con la sencillez de un niño, nos abrió su corazón de par en par. Sin temor, desnudó su alma ante el Señor y ante todos nosotros que, con lágrimas en los ojos le mirábamos con todo el cariño del mundo. Tengo que decir que yo, estaba en la última fila y desde allí, y pude ver y sentir el amor puro y sincero entre un sacerdote y su parroquia.
Nosotros, las ovejas, rezaremos cada día por ti y por Carlos para que seáis como San Juan de Ávila, y nos sigáis ayudando a crecer en la fe.
Gracias a todos.
Gracias Señor por estos días, por habernos dado a María, el mayor regalo.
Belén Sánchez
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