PEREGRINACIÓN A TIERRA SANTA:
Tras mucho tiempo esperando un viaje así, surgió esta peregrinación y desde el primer momento me hizo muchísima ilusión.
Llegaba la fecha y cada vez estaba más nervioso, no sabía cómo me iba a sentir allí, si iba a reforzar mi fe o por el contrario iba a ser un viaje más.
Por fin llegó el día y comenzamos nuestra peregrinación.
Nada más llegar a Israel me di cuenta de que no era un viaje cualquiera, que estaba en un lugar diferente, un lugar donde convivían varias etnias e ideologías mezcladas.
Ya con las primeras visitas empezaron las emociones, el pensar lo que hace 2000 años había ocurrido en esos lugares me producía sentimientos especiales.
Empezamos en el Monte Tabor, donde se produjo la transfiguración de Cristo, allí fue nuestra primera misa. En cada lugar se leía el Evangelio de lo que allí había ocurrido, y conseguías retrotraerte al pasado como si estuvieses viviéndolo en primera persona.
El segundo día visitamos la Basílica de la Anunciación en Nazaret, quizá lo que más me ha gustado. Allí se encuentra la casa de la Virgen y hay un altar ubicado en el lugar donde se le apareció el ángel. Se palpaba paz y amor, y éramos conscientes de que allí era donde había empezado nuestra historia, donde Cristo se había encarnado.
hola que tal edtasd
La misa fue en una capilla justo al lado y al escuchar el Evangelio a unos pocos metros de donde ocurrió, te hace imaginar la escena y sentirla con mayor fuerza.
Al lado de la basílica se encontraba la casa de José, donde había pasado su infancia Jesús.
El tercer día empezamos por Caná, allí hizo el Señor su primer milagro. Fue un lugar muy especial para José y Pepi, ya que renovaron sus votos matrimoniales. Para mi fue emocionante, así que me imagino que para ellos sería impresionante.
Ya por la tarde visitamos Cafarnaún, en cada lugar tenía sentimientos diferentes, pensaba a cada momento lo que allí había ocurrido. Visitamos la casa de Pedro donde el Señor vivió durante un tiempo, el lugar donde estaba ubicado el templo donde empezó a predicar, el primado de Pedro y rezamos el Santo Rosario en la Mensa Christi, lugar donde Jesús hizo el desayuno a los discípulos. Y, por último, subimos al monte de la Bienaventuranzas, donde subía a orar, un lugar muy apropiado para ello, un silencio agradable con una brisa estupenda y unas vistas maravillosas.
El cuarto día dejamos Nazaret y viajamos hacia Jerusalén, pero antes visita obligada a Belén. Un viaje un poco caótico pero al final llegamos. Una vez allí visitamos donde nació Jesús, un altar indicaba el lugar exacto donde ocurrió y enfrente se encontraba el pesebre.
Allí es donde por fin me di cuenta de que no éramos turistas, la gente pasaba hacia una foto y se marchaba, pero nosotros permanecimos allí un buen rato rezando y empapándonos de la magia de aquel lugar.
Después de esto llegamos a Jerusalén, ¡¡que ciudad!! Musulmanes y judíos conviven como pueden, ¡que diferentes son! Dos etnias totalmente antagónicas.
Allí hay lugares muy importantes para los cristianos, muchísimos acontecimientos ocurrieron allí.
Los más llamativos son en Getsemaní, la basílica de la agonía, la gruta de la traición y en el monte de los Olivos, la gruta “Eleona” y el “Dominus Flevit” lugar donde Jesús lloró al ver la ciudad, todo cristiano debería por lo menos una vez en la vida de disfrutar de estos parajes llenos de emociones y de nuestra historia.
En nuestro último día llegó el plato fuerte; la misa fue en la capilla de la Flagelación, y empezamos el Vía Crucis. Desde la capilla de la Condenación salimos a la Vía Dolorosa, me es difícil explicar las sensaciones, todos estábamos bastante emocionados y nos era difícil contenernos, fuimos estación por estación orando y sintiendo lo que ocurrió en esos lugares, el final era en el Santo Sepulcro, allí se encuentra el calvario y la tumba de Cristo (por supuesto vacía).
Ha sido una peregrinación preciosa, allí he aprendido y entendido muchísimas cosas que necesitaba para reforzar mi fe.
Me gustaría agradecer a mis compañeros de peregrinación el trato que me han dado porque sin ellos no hubiese sido lo mismo, al padre José Ramón porque sin él no hubiese sido posible y a Dios por hacerme partícipe de esta gran experiencia.
Javier Diezma
Para ver más fotos, pincha en el enlace:
http://www.flickr.com/photos/parroquiainmaculada/sets/72157635872050396/