EL SACRAMENTO DE LA CONFIRMACIÓN:
El día de mi confirmación, fue un día muy grande, fue un día en el que el Espíritu Santo lo recibimos en plenitud. Para mi es una experiencia muy bonita puesto que me ha ayudado mucho en como vivo yo la fe. Tres días atrás yo le pedía al Señor que me ayudase a recibirle.
El momento de la Misa, el momento de la imposición de manos, el momento en que todo el mundo rezaba por nosotros, todos son momentos muy especiales que me marcaron mucho.
Pero lo que más me marcó, fue el Señor. Nunca hubiese dicho de mí que me fuera a confirmar, yo, un gamberro. Mientras me estaba confirmando, tenía miedo, porque hay un dicho que dice, “que el que se confirma se aleja del Señor”, y yo rezaba a Jesús pidiéndole que yo quería estar a su lado, y que me ayudase a seguir en su camino de santidad.
El día antes a mi confirmación, cogí un evangelio, y le dije al Señor que me iluminase con su gracia y que escogiese una lectura para guiarme y me regaló una oración preciosa que dice: “Átanos a ti Señor para quedar liberados para siempre de lo que nos esclaviza y deshumaniza. Átanos a ti, para descubrir la solidez de los cimientos de nuestra fe”.
En ese momento con esa oración, me di cuenta que lo que el Señor quería para mí. Hoy en día vivo mi fe con más intensidad que nunca porque ahora puedo decir que me siento “más hijo de Dios”.
Ignacio Solis.
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